Il Giglio Dolci di Sardegna es el segundo capítulo de una historia que se origina en noviembre de 1996 en Sennori, en el corazón de Romangia, en un pequeño taller artesanal donde la familia Zene decide hacer realidad su pasión iniciando una producción de dulces sardos.

Desde entonces, teniendo como primera fuente de inspiración los dictados de las antiguas recetas familiares, la compañía ha reinterpretado, renovado y perfeccionado la repostería tradicional, combinando ingredientes simples del patrimonio gastronómico, como almendras, pasas o miel, dando forma a productos que tienen significados y valores intrínsecos de la cultura local.